Soy educadora


Me pedisteis que escribiera un artículo sobre cómo era eso de ser madre en la actualidad, y me parecía un buen tema , pero he cambiado de idea y he decidido escribir uno distinto. Me gustaría explicaros que significa para mí ser educadora y serlo en una miniresidencia, en Espartales-Sur Alcalá de Henares.
Siempre tuve claro que quería formarme en algo con lo que pudiese ayudar a personas, por esto  estudié Trabajo Social y mucho más tarde Integración Social, no he dejado de formarme en ningún momento, siempre buscando herramientas para poder ejercer mejor mi profesión.
Comencé mi periplo como educadora en la miniresidencia de Cobeña, situada en un lugar espectacular, una residencia muy acogedora en la que encontré a personas que comenzaron a darme pistas sobre qué era eso de ser educadora en una “mini”, que era eso de trabar en equipo, allí aprendí mucho, llegó un momento que pude pensar que lo sabia casi todo sobre este trabajo.



Cuando abrió esta residencia dejé Cobeña y me vine a Alcalá, fue entonces cuando comencé a entender que nunca llegas a saberlo todo, que cada día aprendes algo nuevo, que el equipo se hace día a día y que debes estar abierto a esto, me explico: al trabajar con personas ves que cada una es diferente y por esto cada una necesita unas cosas, puede que a veces lo que haces con una sirva para otra, pero no siempre es así.
Me encanta mi trabajo, a veces es duro, siempre enriquecedor. Para conseguir objetivos debes tener paciencia, cada persona tiene su ritmo y debes adaptarte a ella, a la vez que “le metes caña” para que no olvide todo lo que puede conseguir por sí mismo y con nuestro apoyo.
Cuando me preguntan sobre las funciones del educador siempre me quedo pensativa, no es porque no las tenga claras, pero sí que pueden llegar a variar dependiendo de la persona con la que estés trabajando en ese momento. Un educador puede dar apoyo en la gestión económica, enseñar a cocinar, acompañar a citas médicas o no, dar apoyo en la realización de AVDS (actividades de la vida diaria, limpieza de habitación, etc), puede enseñarte a poner una lavadora, puede ayudarte a entender tu enfermedad, fomentar la adherencia al tratamiento médico, ayudarte en la búsqueda de empleo, de actividades de ocio significativas, puede acompañarte en el proceso de ser más independiente al volver a tu domicilio…
Pero lo más importante que tengo, que tenemos que tener en cuenta, es que no podemos hacer ninguna de estas cosas si la persona para la que trabajamos, “el usuario”, no quiere que le ayudemos. Cada persona es el motor de su recuperación, de su puesta en marcha para obtener una vida lo más independiente posible y esto es algo que no debemos perder de vista.
Por esto siempre les digo a las personas para las que trabajo, “exprimidme”, apoyaros en nosotros todo lo que necesitéis, con nuestro apoyo y vuestra fuerza, podréis conseguir todo lo que os propongáis, solo hay que intentarlo.

Mari

Comentarios

  1. Que post más interesante! Toda una odisea esto de ser educadora Mari, pero la verdad que ha sido muy interesante!

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